“Amores que matan” es, entre otras cosas, el título de una canción del cantautor español y rey de los bohemios, Joaquín Sabina,es preciso reconocer el valor lírico de creaciones como esta, que hace un uso magnífico de contrastes, metáforas y aliteraciones para enaltecer el amor libre, honesto y atrevido. No obstante, en un país en el que se cometen siete de los 12 feminicidios que se registran cada día en América Latina, los “amores” que matan son también un significante vil y funesto.
La labor del Estado: prevenir, proteger, reparar La labor de prevención que está obligado a cumplir el Estado, no se circunscribe al marco jurídico nacional e internacional. Si bien la existencia de una legislación que sancione la discriminación y la violencia contra la mujer constituye un paso esencial, pretender que este único avance sea un aval del compromiso del Estado, ha demostrado ser una falacia. Convertir las palabras en realidad es el siguiente paso, y en este sentido, uno de los aspectos imprescindibles es el cumplimiento de la debida diligencia. Sobre este particular, la CEDAW ha señalado que los Estados podrían ser responsables por los actos de violencia contra la mujer cometidos por particulares. “si no adoptan medidas con la diligencia debida para impedir la violación de los derechos o para investigar y castigar los actos de violencia e indemnizar a las víctimas”. No se limita entonces a presentar una ley, ni a crear organismos e instituciones con nombres femeninos, sino...
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